El artículo detalla los acontecimientos relacionados con la remodelación del estadio Luis “Pirata” Fuente en Veracruz, que fue undertaken por el exgobernador Cuitláhuac García con la promesa de traer de vuelta el futbol de Primera División a la región. A pesar de la inversión de mil 500 millones de pesos para la remodelación, el objetivo de reinaugurar el estadio con una franquicia de primer nivel no se logró antes de finalizar su mandato en 2022.
El gasto fue justificado por el gobierno estatal basándose en un dictamen técnico de Protección Civil que sugería la revisión de varios aspectos del estadio, especialmente en las gradas. La Auditoría Superior de la Federación (ASF) identificó irregularidades en las licitaciones otorgadas a la empresa Pegsa Construcciones SA de CV durante la obra. Además, antes de que la remodelación concluyera, el estadio fue entregado en comodato por diez años al empresario José Carlos Vives Gómez.
Para las etapas posteriores del proyecto, se otorgaron contratos por más de mil millones de pesos a Grupo AEM México JF SA de CV, involucrando al empresario Mario Manuel Guerra Mabarak, quien es vinculado al hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Esta relación ha sido objeto de crítica, especialmente por un viaje conjunto a Tokio.
Asimismo, Guerra Mabarak es socio del empresario Fernando Padilla Farfán, quien también tiene conexiones con Adán Augusto López, un importante político de Morena. Ambos son socios en la empresa FMedical SA de CV, que ha estado en el centro de controversias por su relación con la senadora Andrea Chávez, quien busca ser candidata a gobernadora de Chihuahua en el futuro y está relacionada con figuras del partido Morena.
Este resumen ilustra las implicaciones políticas y las controversias que han surgido en el contexto de una inversión significativa en el deporte en Veracruz.