La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha expresado su oposición a los aranceles del 25% impuestos por Estados Unidos a productos mexicanos, enfatizando que constituirían una violación del tratado comercial de América del Norte. A pesar de la posibilidad de una disputa jurídica, Sheinbaum ha manifestado el deseo de evitar una guerra comercial.
Ella destacó la importancia del tratado en la creación de empleo y el bienestar de los países de la región, sugiriendo que los aranceles ponen en riesgo estos logros. Para mitigar el impacto de las tarifas, Sheinbaum anunció la necesidad de diversificar la economía mexicana y fomentar la inversión local. También hizo hincapié en la importancia de fortalecer la producción y el consumo nacional, así como en la necesidad de reducir la dependencia de las exportaciones hacia Estados Unidos.
Sheinbaum resaltó que, aunque las exportaciones han crecido en los últimos años, el PIB no ha aumentado en la misma proporción debido a que muchas de estas exportaciones provienen de empresas extranjeras que repatrian sus ganancias. La estrategia de su gobierno, en caso de que los aranceles se mantengan, implicaría atraer inversiones para el mercado interno y fomentar un modelo económico más autónomo.