El reciente ataque en San Salvador Huixcolotla, donde tres policías municipales fueron asesinados, refleja un aumento alarmante de la violencia en la región, sumando un total de once asesinatos en apenas tres días. Los policías, identificados como Yusami Monterrosas Apolinar, Roberto Pérez Trinidad y Arturo Jiménez Ortigosa, fueron emboscados por un grupo armado mientras transitaban por la carretera federal a Tehuacán. El ataque se agravó con la publicación de una manta por parte de los agresores, acusando a los policías de coludirse con delincuentes locales.
El contexto de este ataque es crítico; la policía local ya ha mostrado su vulnerabilidad ante el crimen organizado, llevando a la renuncia de todos sus miembros tras el incidente. El secretario de Seguridad Pública del Estado ha anunciado que se reforzará la seguridad en la zona con elementos estatales y que es posible que la seguridad de Huixcolotla sea transferida a su dependencia.
Además, los alcaldes de Huixcolotla y Eloxochitlán han hecho público que han recibido amenazas del crimen organizado, lo que resalta un clima de temor e inestabilidad en la región. La situación exige una respuesta clara y efectiva del gobierno estatal ante el incremento de la violencia y las amenazas hacia funcionarios locales.