La noticia sobre el feminicidio de Yerli Yaritza ha generado gran consternación en la comunidad de Ocosingo, Chiapas. La joven, que tenía 18 años y era estudiante de la Licenciatura en Enfermería y Obstetricia en la Universidad Benito Juárez García, fue encontrada muerta en su cuarto de alquiler el 22 de noviembre. Su caso es particularmente trágico, ya que Yerli estaba en la búsqueda de su padre, Hamilton Pérez, quien desapareció en 2024, en medio de una crisis de desaparecidos en la región.
La reciente detención de Bryan “N”, su novio, quien fue identificado a través de cámaras de videovigilancia, ha sido un paso significativo en la investigación. Las autoridades han confirmado que la causa de muerte de Yerli fue asfixia por estrangulamiento y se está solicitando la pena máxima de hasta cien años de prisión para el detenido. En Chiapas, hasta la fecha, han sido reportados 26 feminicidios en el año.
La reacción de la comunidad ha sido intensa. Tras la confirmación del fallecimiento de Yerli, circularon rumores sobre un posible suicidio, lo cual desató una fuerte indignación en el entorno estudiantil y la sociedad en general. El pasado sábado, cientos de estudiantes marcharon pacíficamente para exigir justicia, usando camisetas blancas y globos naranjas en conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Durante la marcha, llevaron la foto de Yerli y expresaron mensajes contundentes sobre la violencia de género y la importancia de la vida de las mujeres.
Este caso resalta la urgencia de continuar luchando contra la violencia de género y la necesidad de justicia en la región, así como la voz de la juventud que se alza para exigir cambios.