La reanudación de las clases en Chilpancingo, Guerrero, se da en un contexto de creciente violencia e incertidumbre. A pesar de que la mayoría de las escuelas en la ciudad han reabierto después de tres días de suspensión debido a hechos violentos, no se han implementado protocolos de seguridad claros, lo que genera preocupación entre padres y educadores.
El subsecretario del gobierno local, Francisco Rodríguez Cisneros, ha eludido proporcionar detalles sobre la situación de seguridad en el municipio, lo que deja muchas preguntas sin respuesta sobre si el gobierno federal está involucrado en el manejo de la violencia y si hay acuerdos tácitos con grupos criminales para el control de la región.
En respuesta a la crisis, se han desplegado fuerzas federales, incluyendo la Guardia Nacional y la Marina, para tratar de restablecer el orden, mientras que la policía municipal ha sido desplazada. La reanudación de actividades escolares también ha afectado a las operaciones de transporte, que todavía enfrentan restricciones, especialmente en la zona norte de la ciudad, donde varias escuelas permanecieron cerradas. Esto pone de manifiesto la urgencia de establecer medidas de seguridad y comunicación más efectivas entre las autoridades y la comunidad.