El etiquetado frontal de advertencia y otras políticas implementadas por el gobierno mexicano han tenido un impacto significativo en el consumo de bebidas azucaradas, con un 38% de los consumidores modificando sus hábitos de compra. Según el secretario de Salud, David Kershenobich, un 30.5% de los consumidores optaron por productos con menos sellos de advertencia y un 38.7% afirmó no adquirir productos etiquetados. Estas medidas han llevado a la industria alimentaria a reformular productos para reducir su contenido calórico, sodio, grasas saturadas y carbohidratos.
Durante la presentación del informe de la Comisión EAT-Lancet sobre Alimentación Saludable y Sustentable, Kershenobich resaltó que México enfrenta un desafío urgente en la transformación de su sistema alimentario, poniendo énfasis en la salud, la justicia social y la sostenibilidad ambiental. También subrayó la importancia de reducir el desperdicio de alimentos, que asciende a 20 millones de toneladas anualmente, y promovió la labor de los bancos de alimentos en la redistribución de productos para combatir la inseguridad alimentaria.
Adicionalmente, se firmó un convenio entre las secretarías de Salud y de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, así como otras entidades, con el objetivo de fortalecer la investigación y la innovación en el área de producción de medicamentos.