Agnieszka Holland, reconocida cineasta polaca, ha dedicado más de cinco décadas a la creación de ficción cinematográfica y se ha posicionado como una voz crítica en el ámbito del cine, abordando temas como el fascismo, la violencia y el racismo que afectan a nuestra sociedad contemporánea. Su preocupación por la pérdida de valores democráticos y el impacto de las redes sociales en la política y la sociedad es un elemento central de su discurso.
Nacida en Varsovia en 1948, Holland creció en un entorno influenciado por el periodismo y la política, con padres que tuvieron un fuerte compromiso social. Su padre, Henryk Holland, fue un sociólogo judío que luchó en la Segunda Guerra Mundial y se involucró en el comunismo, aunque luego se desilusionó. Su madre, Irena Rybczynska, fue editora jefe y activista, comprometida con el desarrollo social. Estas experiencias marcaron profundamente su visión y su decisión de convertirse en cineasta, eligiendo el arte del cine como un medio para transmitir sus ideas y defender la justicia.
Durante la entrevista, Holland expresa su frustración por el estado actual de la democracia, señalando que muchos políticos están más interesados en el poder y la comodidad que en el bienestar del pueblo. Ella considera que la revolución tecnológica y las redes sociales han acelerado y complicado el panorama social y político, creando un entorno donde la violencia y el desprecio proliferan.
Su trayectoria y su obra reflejan un compromiso constante con temas de justicia social y la crítica a los regímenes autoritarios. En su papel como cineasta, Holland busca no solo entretener, sino también sensibilizar y provocar reflexiones sobre las realidades complejas y a menudo dolorosas de nuestro mundo. En este contexto, su participación en la Semana de Cine Polaco en México enfatiza la relevancia de su trabajo y su voz en el cine contemporáneo.