Sergio Mayer, en respuesta a la controversia generada por el "bailongo" en la Cámara de Diputados, defendió la celebración argumentando que se trataba de un evento cultural y que la música puede ser un medio para levantar el ánimo de la gente, incluso en momentos difíciles. Sin embargo, muchas personas se mostraron indignadas por la falta de sensibilidad de los legisladores al celebrar en medio de una crisis que dejó a varias comunidades afectadas.
La discusión entre Mayer y López Dóriga se centró en la percepción de la responsabilidad de los diputados en momentos de crisis y el impacto que su conducta tiene sobre la población. López Dóriga cuestionó la decisión de los legisladores de priorizar una fiesta en lugar de enfocarse en la ayuda y la recuperación de las comunidades damnificadas, lo que a su vez llevó a Mayer a defender su postura como una forma de alivio ante la adversidad.
Este evento y la discusión subsiguiente han puesto de manifiesto la tensión entre el deber legislativo y las dinámicas sociales en el país, así como la respuesta pública ante las acciones de sus representantes.