La ministra Norma Lucía Piña Hernández, quien ha hecho historia como la primera mujer en presidir la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), concluyó su periodo con un discurso que invita a la reflexión sobre el papel de la justicia y el juicio de la sociedad. Durante la última sesión del Pleno, Piña Hernández se centró en la resolución de cuatro juicios relacionados con la elección de magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que habían recibido críticas por alinearse a la reforma judicial propuesta por el actual gobierno.
Al clamar que "la sociedad y la historia juzgarán a quienes hemos juzgado", la ministra subrayó la importancia del legado que deja su gestión, en un contexto de tensión política y judicial. La resolución de los juicios fue rápida, desestimándolos por falta de legitimidad de las partes que los promovieron, y se ratificó la validez de la elección judicial por parte del Instituto Nacional Electoral (INE).
Con una mezcla de nerviosismo y seriedad, Piña Hernández cerró su discurso, consciente de las implicaciones de su liderazgo en momentos críticos para el sistema judicial mexicano. Su administración, marcada por debates intensos sobre la reforma judicial y el papel de la SCJN, se cierra, dejando una huella importante en la justicia del país.