El vino es una bebida alcohólica extraída de la fermentación del jugo de uva, su antiguedad y constante consumo en los países europeos lo ha hecho el protagonista de muchos estudios que revelan los posibles beneficios de su consumo para el cuerpo.
Estos estudios fueron realizados por universidades prestigiosas que analizaron el comportamiento de las personas participantes consumiendo un promedio de 7 a 8 tazas de vino a la semana.
Es importante saber que no se alienta al consumo de este producto en el embarazo o lactancia, a menores de edad, cuando se tenga que manejar y tampoco a personas que hayan tenido dependencia al alcohol anteriormente.
Algunos de los beneficios preventivos que tiene el consumo de esta bebida es evitar la depresión en adultos de 55 a 80 años. Además de que reduce el riesgo de las mujeres en perder masa ósea, un padecimiento que ocurre con la edad.
El vino también regula los niveles de colesterol en sangre, pero no se tiene que tomar como única medida para el cuidado de la salud, acompañarlo con una dieta saludable produce mejores efectos, el vino es solo un complemento de un estilo de vida más saludable para los consumidores.
Cualquier tipo de alcohol tiene que ser consumido con responsabilidad, las causas negativas también están presentes cuando se trata de bebidas alcohólicas porque no hay un nivel de consumo que asegure que la población no sufrira accidentes o experimente reacciones secundarias.

Fuente: Muy interesante