El reciente arresto de Pedro Segura Valladares, empresario y excandidato a gobernador de Guerrero, ha generado movilizaciones significativas en apoyo a su liberación. Personas afines a él han marchado en las ciudades de Iguala, Chilpancingo y Acapulco, congregando a cerca de 500 manifestantes durante el pasado fin de semana. Estas movilizaciones se enmarcan en la denuncia de sus seguidores, quienes claman por su inocencia y consideran que su detención es un acto político motivado por intereses gubernamentales.
Segura fue aprehendido el 12 de agosto por agentes de la Fiscalía General de la República (FGR) tras ser señalado por testigos protegidos que afirmaron que tenía vínculos con la organización criminal Guerreros Unidos. Esta asociación lo vincula, según los testimonios, con la grave problemática de la desaparición de 43 normalistas. Su detención se basa en una orden de aprehensión emitida por un juez en Toluca, lo que ha exacerbado el temor y la desconfianza entre sus simpatizantes respecto a la legitimidad de las acusaciones.
Durante las marchas, se escucharon lemas que enfatizaban la supuesta inocencia de Segura, sugiriendo que su arresto podría estar asociado con su condición de empresario influyente en la región, así como con sus iniciativas sociales, como la entrega de laptops y otros beneficios a estudiantes. La reacción de la población destaca la polarización en torno a su figura y la percepción de la justicia en Guerrero, un estado con un complejo historial de violencia y corrupción.