El panorama del mercado de vapeadores en México está marcado por una prohibición total que, lejos de inhibir el consumo, ha propiciado el surgimiento de un mercado informal que ya mueve miles de millones de pesos. Esta situación, como advierte el exsecretario de Defensa de EE. UU. Mark T. Esper, representa una oportunidad lucrativa para los cárteles de la droga, los cuales han visto en esta prohibición una vía para el contrabando y la expansión de actividades delictivas en la frontera.
El estudio del Centro de Estudios Económicos de El Colegio de México revela que el mercado del vapeo en México tiene un valor estimado de 26 mil millones de pesos anuales, lo que representa una pérdida fiscal significativa, ya que 6 mil 900 millones de pesos que podrían haberse recaudado via IEPS quedan fuera del alcance del fisco. Aproximadamente 5 millones de adultos, o el 6% de la población, utilizan vapeadores, con un uso predominante entre los jóvenes de 25 a 34 años.
Aproximadamente el 70% de estos usuarios adquieren sus dispositivos a través de canales informales, lo que resalta el cambio del mercado hacia circuitos clandestinos. La percepción pública en México también refleja un desajuste con la normativa vigente; solo el 6% de las personas cree que los vapeadores no están disponibles, mientras que la mayoría afirma haber visto estos productos en diversas partes.
Los expertos sugieren que la actual regulación ha creado un ambiente propicio para el contrabando y la venta descontrolada, y muchos usuarios opinan que una regulación adecuada podría mejorar la calidad de los productos disponibles. Además, existe un amplio deseo entre los consumidores por una mayor información clara acerca de estos productos. En resumen, la prohibición ha llevado a un incremento en el mercado informal y al fortalecimiento de organizaciones criminales, creando una situación compleja que requiere un enfoque de políticas más coherente y reguladas.