La situación en Cholula, Puebla, refleja un conflicto entre el desarrollo inmobiliario y la preservación de las comunidades y sus tradiciones. Representantes de pueblos cholultecas y organizaciones locales han llevado a cabo una protesta bloqueando la carretera federal Puebla-Atlixco. Exigen el freno al crecimiento desmedido liderado por el Grupo Proyecta, conocido por su expansión en la región, especialmente a través de su desarrollo en Lomas de Angelópolis.
Las comunidades indígenas están preocupadas porque este crecimiento no solo ha erosionado su territorio y recursos hídricos, sino que también ha impactado profundamente su identidad cultural, puesta en riesgo por un modelo que prioriza el lucro de unos pocos sobre el bienestar de poblaciones con historia milenaria. Cholula, con una ocupación continua desde el 500 a.C., es considerada la población más antigua de América.
Los habitantes de diversas localidades, como Tlaxcalancingo y San Andrés Cholula, han expresado que sus pueblos han sufrido no solo por la pérdida de tierras, sino que también enfrentan problemas como la contaminación del agua, el aumento de impuestos y servicios, lo cual afecta su calidad de vida y su cultura.
Grupo Proyecta, aliado con autoridades de diferentes niveles, ha sido acusado por llevar a cabo prácticas desleales tales como la expropiación forzada, la manipulación de impuestos y la coacción sobre los pobladores y sus derechos. La denuncia sugiere que estos desarrollos inmobiliarios llevan a una privatización de territorios que históricamente pertenecen a los pueblos originarios, poniendo en riesgo sus tradiciones, su idioma y su forma de vida.
Este escenario subraya la fuerte tensión entre intereses económicos y derechos culturales, y plantea interrogantes sobre la sostenibilidad del desarrollo urbano en contextos donde la historia y la identidad local son profundamente significativas.