La reciente 88 Convención Bancaria marcó un hito en la política y economía mexicana al presentar a Claudia Sheinbaum como la primera mujer presidenta del país, en un contexto inédito donde la izquierda, históricamente vista como opositora del sector bancario, se unió en un ambiente de cordialidad con los líderes de la banca. Durante este evento, el nuevo presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM), Emilio Romano Mussali, destacó la importancia de este diálogo renovado entre el gobierno y el sector financiero, indicando un cambio significativo en las dinámicas de poder y colaboración.
La presencia de Sheinbaum fue recibida con entusiasmo por destacados bancos y empresarios, sugiriendo que el nuevo liderazgo trae consigo una disposición a trabajar juntos en pro del desarrollo económico. Romano, con su trayectoria en el sector público y privado, se posiciona como un nexo crucial, indicando que su papel será construir una alianza entre la banca y la administración política en un momento en que la Cuarta Transformación de México busca consolidarse.
Sheinbaum no adoptó un enfoque confrontativo, sino que presentó sus exigencias con un tono amigable, subrayando la intención de trabajar con el sector bancario para impulsar la economía. Este cambio en la relación entre el gobierno y los banqueros podría ser fundamental para la implementación de políticas que fomenten el crecimiento económico y social en México, estableciendo un nuevo camino para la cooperación entre la izquierda y el mundo financiero. La Convención no solo simboliza un nuevo ciclo político, sino también la posibilidad de un entendimiento fructífero entre actores que antes parecían estar en extremos opuestos.