En un contexto de tensiones significativas en la relación entre México y Estados Unidos, los cancilleres de ambos países, Juan Ramón de la Fuente y Marco Rubio, sostuvieron una conversación telefónica para coordinar una próxima reunión en Washington. Este "grupo de trabajo" se enfocará en temas cruciales como la seguridad, la migración y el comercio. El Departamento de Estado de EE.UU. enfatizó la importancia de abordar el desmantelamiento de organizaciones delictivas y terroristas transnacionales durante su diálogo. Por su parte, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México hizo hincapié en el desarrollo de la relación bilateral basado en la cooperación y el respeto a la soberanía de ambos países.
La conversación se produjo poco después de que el gobierno de Donald Trump implementara medidas unilaterales contra varias instituciones financieras mexicanas por supuestos casos de lavado de dinero, lo cual fue motivo de reclamos por parte de la administración de Claudia Sheinbaum. A estas acciones se suman otras medidas controvertidas, como aranceles al acero y aluminio y un impuesto a las remesas enviadas por migrantes a México.
Además, miembros del gabinete de Trump han hecho declaraciones hostiles hacia México, lo que ha incrementado las fricciones. Un ejemplo es la acusación de Kristi Noem, líder del Departamento de Seguridad Interna, que acusó a Sheinbaum de instigar protestas contra las redadas migratorias, y la fiscal Pam Bondi, quien clasificó a México como un "adversario" de Estados Unidos, junto con otras naciones como Irán, Rusia y China.