La marcha conmemorativa por el 57 aniversario de la masacre de Tlatelolco se vio marcada por enfrentamientos que han generado diversas reacciones en la administración de la Ciudad de México. El secretario de Gobierno, César Cravioto, ha comentado que los incidentes representan "una gran provocación" destinada a hacer parecer a la policía capitalina como represora, insinuando que hay ciertos sectores que buscan desacreditar al actual gobierno de la Ciudad de México.
Por su parte, Pablo Vázquez, titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, proporcionó detalles sobre el operativo que se desplegó para contener la situación, inicialmente compuesto por 500 elementos de diversas corporaciones policiales y que se incrementó a 1,500 ante los disturbios. Si bien se reconocieron algunos heridos tanto entre los civiles como entre los policías, Vázquez se centró en visitar a los uniformados afectados sin dar contexto a las agresiones hacia manifestantes y periodistas durante el evento.
Entre las denuncias, se destaca el caso de una estudiante de la UNAM, quien fue agredida por un oficial mientras intentaba ayudar a un joven herido, subrayando que ella no era parte de un grupo radical en la manifestación. Este entorno refleja la tensión entre la autoridad y los movimientos sociales, especialmente en fechas emblemáticas que traen a la memoria la represión histórica en México.