María Elena Ríos: “Siento mi proceso como una moneda en el aire”

“Los que me hirieron nunca pensaron que la lucha por justicia alcanzaría este nivel”, afirma María Elena, con una determinación que resuena en cada palabra. “No saben lo que he tenido que enfrentar, no solo desde el dolor físico, sino también desde la perspectiva de ser vista como víctima, como alguien que debe seguir callada. Pero yo elegí hablar, elegí luchar.”
Su historia ha sido un ejemplo palpable de la resiliencia y el coraje que muchas mujeres en México han mostrado frente a la violencia de género. “La violencia no es sólo física, también es emocional y social. En este país hay un estigma enorme sobre las mujeres que deciden alzar la voz. La sociedad a menudo nos culpa por lo que nos sucede, como si de alguna forma fuéramos responsables de la violencia que enfrentamos”, dice con tristeza.
A lo largo de estos años, María Elena ha estado en el centro de diversas campañas para visibilizar la violencia de género y ha utilizado su plataforma como saxofonista y comunicóloga para crear conciencia. Ha participado en marchas y ha compartido su testimonio en medios de comunicación, buscando generar un impacto positivo en la sociedad.
“Ciertamente he sufrido, pero también he encontrado una comunidad de apoyo. Muchas mujeres se han acercado a mí, compartiendo sus historias y esto me ha dado fuerzas. Nos estamos uniendo en esta lucha”, expresa con una mezcla de esperanza y angustia.
La situación de las mujeres en México sigue siendo alarmante. Según datos, muchos casos de violencia y agresiones quedan en la impunidad. “Pero sepan que cada vez que una mujer denuncia, se abre una puerta para que otras también lo hagan. Eso es un cambio”, subraya.
María Elena también quiere ver un cambio en la manera en que las autoridades tratan los casos de violencia. “No podemos continuar con sistemas judiciales que revictimizan a las mujeres. Necesitamos un enfoque que priorice su bienestar y un seguimiento efectivo de los casos”.
Al final, su mensaje es claro: “Hoy, cinco años después de lo que me sucedió, no soy solo una sobreviviente, soy una guerrera. Y seguiré luchando hasta que mi voz y la de muchas más se escuche y respete”.

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