Suicidios y negligencia en cárcel en Morelos: la lucha de una colombiana tras la muerte de su hija
La situación de Mónica Botero Rojas es un claro ejemplo de las complejidades y las dificultades que enfrentan las familias de personas que pierden la vida en contextos de detención. El caso de su hija, Jheralding Pantoja, destaca no solo por la tragedia personal que representa sino también por el contexto más amplio de las condiciones de vida en los centros penitenciarios en México, especialmente en el Cefereso 16, donde se han reportado múltiples muertes por asfixia y otros problemas de salud.
El papel de las autoridades y el consulado en este caso ha sido muy cuestionado. Aparentemente, hubo una falta de comunicación y apoyo hacia Mónica Botero por parte de estas instituciones, lo que complicó aún más el proceso de repatriación del cuerpo de su hija. La activista Viridiana Molina, junto con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, desempeñó un papel crucial al ayudar a Mónica en este momento difícil, buscando que las autoridades asumieran la responsabilidad por la muerte de Jheralding y facilitando los trámites necesarios para el traslado del cuerpo a Colombia.
Además, la CNDH ha insistido en que se tomen medidas urgentes para mejorar la salud mental de las mujeres en custodia, dado el alarmante número de suicidios ocurridos en este tipo de instalaciones. Las recomendaciones emitidas son un llamado a las autoridades para actuar de manera diligente y preventiva.
El relato de Mónica y la situación de Jheralding reflejan las luchas no solo de una madre que enfrenta una dolorosa pérdida, sino también las problemáticas estructurales dentro del sistema penitenciario mexicano, que requieren atención y acción urgente para evitar más tragedias.
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