El asesinato de Bernardo Bravo, un destacado empresario limonero en Michoacán, ha generado un gran revuelo debido a las controversias en torno a la seguridad que supuestamente tenía. Según fuentes cercanas a él y a su familia, Bravo no contaba con seguridad personal ni con un vehículo blindado, lo que contradice las afirmaciones de varias autoridades que indicaban que tenía protección.
La situación se vuelve más tensa considerando que la familia de Bravo se había mudado recientemente a Morelia buscando seguridad tras recibir numerosas amenazas de muerte. El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla mencionó en una conferencia de prensa que Bravo había viajado de Morelia a Apatzingán acompañado de su escolta, pero que a su llegada al Tianguis limonero decidió cambiar de vehículo y continuar solo, sin notificar a las autoridades de seguridad.
Más de 11 horas después de su partida, se encontró su cuerpo en una zona entre Apatzingán y Cenobio Moreno. Testigos indican que Bravo habría recibido una llamada de un supuesto integrante de un grupo criminal, quien lo citó para discutir la cancelación de pagos, un asunto que Bravo había decidido hacer público a través de una convocatoria en redes sociales para una manifestación programada.
El contexto de violencia en esta región de Michoacán y el ambiente de amenazas que enfrentaba Bravo subrayan la problemática del crimen organizado y la inseguridad en el estado, lo que ha llevado a muchos ciudadanos y líderes a sentir que no pueden contar con la protección adecuada por parte de las autoridades.