La Federación Turca de Fútbol ha tomado medidas drásticas contra la corrupción en el deporte al suspender a 149 árbitros y árbitros asistentes por su implicación en un escándalo de apuestas ilegales. Las sanciones impuestas varían entre ocho y doce meses, mientras las investigaciones continúan sobre otros tres funcionarios.
El presidente de la federación, Ibrahim Haciosmanoglu, enfatizó la gravedad de la situación, indicando que el fútbol turco basa su reputación en la integridad y el esfuerzo genuino. Según Haciosmanoglu, algunos de los árbitros involucrados apostaron en más de 10,000 partidos a lo largo de cinco años, con un árbitro que supuestamente realizó apuestas en 18,227 encuentros.
Las investigaciones van más allá de los árbitros, ya que se están analizando también las actividades de clubes y jugadores, con alrededor de 3,700 futbolistas bajo escrutinio. Esto resalta un grave problema de corrupción que afecta no solo a los árbitros, sino al fútbol profesional en general en Turquía.