El incidente en el Centro de Estudios Tecnológicos del Mar No. 12 (Cetmar) de Manzanillo es alarmante y preocupante. Alrededor de veinte estudiantes se vieron afectados tras consumir alimentos que contenían fragmentos de vidrio, lo que representa un grave descuido en las prácticas de manipulación y preparación de alimentos en la cafetería de la escuela.
Según los informes, un accidente ocurrió cuando una tapa de vidrio se rompió sobre un guiso de cochinita pibil, y aunque se retiraron algunos fragmentos de manera superficial, los restos fueron innecesariamente incorporados a la comida que se sirvió a los estudiantes. Las consecuencias fueron rápidas, con varios jóvenes presentando síntomas de malestar estomacal, lo que llevó a sus familias a buscar atención médica urgente.
La reacción inicial de las autoridades de salud, que no atendieron a algunos de los estudiantes, generó más angustia entre los padres, quienes finalmente lograron que los jóvenes fueran internados en un hospital privado. La preocupación por los efectos de la ingestión de vidrio es válida, y muchos padres, como Juan Ramón Contreras, exigen una atención médica exhaustiva para asegurar que no haya daños internos.
El comunicado emitido por la Secretaría de Educación y Cultura que reconoce el incidente es un primer paso, pero la exigencia de responsabilidades y medidas preventivas es crucial para evitar que situaciones similares ocurran en el futuro. Los padres de familia, junto con la comunidad escolar, tienen todo el derecho a solicitar que se garantice la seguridad y salud de los estudiantes en todos los aspectos de la vida escolar, desde la educación hasta la alimentación.