Pauline Ferrand-Prévôt hizo historia al ganar el Tour de Francia femenino en su primer intento, consolidando su liderazgo en la etapa final. Con un ataque decidido, logró una ventaja considerable sobre sus competidoras, finalizando la carrera con una diferencia de 3 minutos y 42 segundos respecto a la neerlandesa Demi Vollering y 4 minutos y 9 segundos por delante de la campeona defensora, Kasia Niewiadoma.
La ciclista de 33 años, que también es campeona olímpica de ciclismo de montaña, había expresado su intención de conquistar el Tour de Francia tras su éxito en los Juegos Olímpicos de París. Su victoria fue menos dramática que la del año anterior, que había tenido el margen de victoria más ajustado en la historia de las competiciones femeninas y masculinas.
Ferrand-Prévôt atribuyó gran parte de su éxito a sus compañeras de equipo, a quienes agradeció por su dedicación durante toda la semana. Su victoria se cimentó en gran medida tras haber destacado en la octava etapa, donde realizó una escapada solitaria que le permitió tomar una ventaja decisiva antes de la última carrera, que constó de un recorrido de 124 kilómetros con exigentes ascensos montañosos.