VENGANZAS POLÍTICAS Y JUSTICIA

VENGANZAS POLÍTICAS Y JUSTICIA

El próximo 20 de enero Joe Biden asumirá el cargo como el presidente 46º de los Estados Unidos de Norteamérica. Uno esperaría mayor cortesía e institucionalidad en la toma de posesión del presidente electo en los Estados Unidos, pero lo ocurrido el pasado 8 de enero, encendió las alertas de los tres poderes en el país vecino.

Comencemos por la insurrección sugerida por el Presidente Estadounidense, y aunque podría parecer inocente y solo palabras llenas de enojo y de ira, Donald Trump nos enseñó a lo largo de estos cuatro años (larguísimos) que ni tan estable ni tan resistente es la democracia como lo imaginamos.

¿Qué lecciones podría dejar que no se tuvieran ya en la mira? La más importante -considero- son los límites de la libertad de expresión. En varias ocasiones, ya se habían acusado alrededor del mundo a grupos radicales que seguían promoviendo ideas racistas, pederastas, clasistas; sin embargo, el mismo régimen liberal había defendido esta libertad de expresión pensando que “no hacía daño a nadie”, “solo son palabras” -grave error-. Las ideologías extremistas son las que más daño han hecho a la humanidad, causaron una Segunda Guerra Mundial y un periodo posterior a esta llamado Guerra Fría en el cuál, aunque no lo viéramos o fuéramos conscientes de ello, teníamos misiles apuntando a la ciudadanía esperando la mínima provocación de cualquiera de los dos bandos para acabar con todo un país, con toda una forma de pensar y ver el mundo, la del bando enemigo.

No se habla de censura, se habla de ser responsables sobre la información que difundimos. Vivimos en una era privilegiada, llena de fuentes de información que nos satura de datos, muchas veces inútiles y sin confirmar; y para mí, los principales responsables de establecer el orden son los gobiernos en el mundo, sus líderes.

No se trata de que un tema tenga distintas perspectivas, Donald Trump no hablaba a nombre de Donald Trump, de su persona; hablaba como el Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump, usaba los medios que el Gobierno de dicho país le daba para tener la máxima difusión -como lo dictan las políticas más recientes sobre la rendición de cuentas y transparencia en los gobiernos- de las acciones de su gobierno. Creo que tristemente nadie le pasó mínimo un breviario, resumen, nota ejecutiva, qué se yo, sobre las leyes de su país… o las funciones de un presidente, muy distintas a las de un Soberano… en la época feudal… porque ni tan si quiera podríamos comparar sus acciones con una monarquía moderna, y mucho menos a lo que era ser presidente hace apenas 20 años en su país, olvidó que Bill Clinton sentó un precedente sobre los límites de su poder y sobre lo que pasaría por alto o no, los dos poderes de la triada liberal.

A partir de ese último error, el emitir un discurso reaccionario a sus simpatizantes, llamarlos a desconocer los resultados electorales, y peor aun, a atentar contra las acciones y la seguridad del Poder Legislativo, encendió los ánimos sobre la evaluación de su gestión.

Hoy a tres días de que llegue su relevo a la Casa Blanca, los “trapitos sucios” comienzan a salir, desde acciones para cooptar investigaciones en su contra, investigaciones por acoso sexual, deudas al fisco… en fin, todas y cada una de ellas más preocupante e indignante que la anterior, sin embargo, este tipo de política y acusaciones no son ajenas a la política mexicana.

En 2018, se acusaba a Ricardo Anaya y a su partido de recibir sobornos por la aprobación de la reforma energética, de ser dueño de unas bodegas en Querétaro y de vivir en la opulencia. Terminada la campaña presidencial, la fiscalía se disculpó y dijo que el excandidato estaba “limpio”.

Cuando Andrés Manuel López llega a Palacio Nacional, acusa a Enrique Peña Nieto y a sus funcionarios de corrupción; sin embargo, a la fecha todavía no es claro a qué tipo de corrupción se refería el hoy presidente, y mucho menos hay cargos en contra del expresidente, salvo las denuncias de partidos políticos que se muestran indignados tomándose videos afuera de la Fiscalía, pero sin darle seguimiento o ponernos al tanto ¡no puedo dormir de la incertidumbre!

La novela de los próximos días llamada sucesión girará en torno a ver si efectivamente, el Gobierno Estadounidense juzga a un expresidente demostrando el verdadero imperio de la Ley y cuidado de su régimen político, o solo es una vieja tradición de desprestigio al gobierno saliente… ¡muera el Rey, viva el Rey!.



Diana Gómez

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