Sheinbaum afianza su influencia ante la crisis de operadores lopezobradoristas en el Congreso
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– A un año del inicio de su sexenio, la presidencia de Claudia Sheinbaum Pardo, la primera mujer en ocupar este cargo en México, parece consolidarse a pesar de la debilidad de dos figuras que jugaron un papel fuerte durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Estas figuras son Adán Augusto López Hernández, coordinador de la bancada de Morena en el Senado, y Ricardo Monreal Ávila, coordinador en la Cámara de Diputados.
López Hernández, exgobernador de Tabasco y secretario de Gobernación bajo López Obrador, se encuentra en una situación comprometida debido a varios escándalos recientes. Un punto crítico es su relación con Hernán Bermúdez Requena, quien fue su secretario de Seguridad Pública y ha sido detenido en México por vínculos con el grupo criminal La Barredora, tras ser expulsado de Paraguay. Además, López Hernández ha tenido que enfrentarse a cuestionamientos sobre el origen de sus recursos, los cuales ha atribuido en gran parte a herencias familiares. También se enfrenta a descontento interno, ya que un grupo de legisladores ha denunciado que el manejo de los recursos de la bancada es opaco y que las decisiones se concentran en su persona.
Por su parte, Monreal Ávila también atraviesa dificultades, incluyendo la controversia por sus viajes al extranjero en un contexto de impuestos a la austeridad propuestos por Sheinbaum. Existe, además, una disputa familiar en Zacatecas, su estado de origen, que añade tensión a su situación. Tanto López Hernández como Monreal enfrentan críticas internas por imponer directrices de voto en cuestiones sensibles, con quienes disienten enfrentándose a represalias públicas.
Con estos retos, el liderazgo de Claudia Sheinbaum parece fortalecerse y consolidarse en un contexto donde sus predecesores se encuentran cada vez más debilitados.


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