El caso de Miryana Orozco resalta los desafíos que enfrentan las mujeres en posiciones de liderazgo dentro de deportes tradicionalmente dominados por hombres. A pesar de su éxito como presidenta de la Liga Municipal de Tepic, Orozco ha sido objeto de un sabotaje sistemático por parte de figuras clave dentro de la Federación Mexicana de Beisbol (Femebe) y de la Asociación Estatal. Según ella, estas acciones reflejan prácticas discriminatorias y misóginas que amenazan la continuidad de una liga que ha ido creciendo desde su creación en 2021.
Con más de 30 equipos y un impacto significativo en la vida de aproximadamente 350 niños, muchos de ellos de regiones marginadas, su trabajo es vital para el desarrollo del beisbol en Nayarit. La situación se complicó a partir de 2024, cuando su hijo fue seleccionado para un torneo importante, lo cual se mencionó que fue más bien influenciado por su posición como madre y no por méritos deportivos, un hecho que causó gran indignación en Orozco.
La falta de apoyo e intervención por parte de Enrique Mayorga, presidente de la Femebe, ante estos hechos también pone en evidencia una cultura organizativa que puede no estar dispuesta a cambiar. Este contexto revela la necesidad de promover un entorno más inclusivo y equitativo en el deporte, donde las mujeres puedan actuar sin ser sujetas a ataques por su género y en el que la calidad y esfuerzo sean los únicos determinantes del éxito.