El pasado 15 de noviembre, se llevaron a cabo enfrentamientos en Ciudad de México durante una marcha convocada por la llamada Generación Z, lo que provocó una respuesta contundente de la jefa de Gobierno, Clara Brugada. En una conferencia de prensa el 17 de noviembre, Brugada culpó al empresario Ricardo Salinas Pliego de instigar la violencia, sugiriendo que su descontento con las políticas fiscales estaba detrás de la movilización.
En su discurso, Brugada enfatizó que la marcha no representaba un descontento genuino de los jóvenes, sino que era parte de una estrategia de la oposición para desacreditar la administración de la Cuarta Transformación del gobierno. Afirmó que solo 17 mil personas habían participado en la movilización, en contraste con la presentación que algunos habían hecho de la marcha como un acto masivo en contra de su gobierno.
La mandataria también defendió el accionar de las fuerzas policiales, afirmando que la orden era “contener” y que no se utilizaron métodos agresivos para disolver la protesta, como balas de goma o cañones de agua. A pesar de los informes sobre agresiones por parte de la policía, Brugada se mantuvo firme en su postura de que la marcha fue manipulada por intereses opositores que, según ella, utilizaron el nombre de la generación Z como una cortina de humo.
Además, al analizar las demandas esbozadas durante la marcha, que incluían preocupaciones sobre la violencia y el desabasto de medicamentos, Brugada las descalificó, señalando que no representaban causas legítimas. A su juicio, la protesta estaba más alineada con un movimiento político que con una demanda social auténtica.