Este análisis del lenguaje utilizado por el presidente Andrés Manuel López Obrador durante su mandato revela aspectos significativos de su comunicación política. La palabra "corrupción" fue mencionada 10,475 veces, lo que indica su enfoque en criticar los gobiernos anteriores y el sector privado de manera constante. En contraste, el término "pueblo" dominó su discurso con 19,951 menciones, lo que sugiere un intento de construir una conexión directa con la ciudadanía y legitimar su gobierno a través del apoyo popular.
Asimismo, el uso de palabras relacionadas como "gente" (17,974 menciones) y adjetivos asociados al "pueblo" refleja una estrategia de consolidación de su base electoral, enfocándose en valores de humildad y honestidad. Es notable que el énfasis en lo positivo hacia el pueblo superó significativamente la descalificación de la corrupción; esto podría interpretarse como un intento de construir un relato de renovación y mejora frente al pasado corrupto.
El análisis también revela cómo López Obrador ha mantenido un discurso en torno a figuras de oposición, particularmente expresidentes, con menciones significativas de políticos como Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. El que estas figuras sean referenciadas en un contexto negativo refuerza su narrativa de lucha contra un sistema corrupto, mientras que su distanciamiento de los mencionados puede fortalecer su imagen como un líder del cambio.
Por otro lado, la cantidad de menciones relacionadas con temas como "Ayotzinapa" y "desaparecidos" es relativamente baja en comparación con las referencias a la corrupción y el pueblo, sugiriendo que, aunque son temas importantes, quizás no han ocupado el mismo lugar central en su discurso prioritario.
En resumen, el discurso presidencial se ha caracterizado por un fuerte contraste entre la crítica a la corrupción de gobiernos anteriores y un elogio constante al pueblo, lo cual ha sido fundamental para la identidad política de López Obrador durante su sexenio.