Descendientes de Emiliano Zapata dicen que su legado está entre la dignificación y el olvido institucional
Este 8 de agosto, Anenecuilco, la tierra natal de Emiliano Zapata, fue el escenario de conmemoraciones que reflejan las tensiones entre los ideales de la Revolución y la realidad actual de México. A 146 años del nacimiento del caudillo, las voces de sus descendientes, Jorge Zapata González y Edgar Castro Zapata, resuenan con un mensaje claro: la memoria y legado de Zapata son vitales para la identidad colectiva de la región.
Edgar, bisnieto de Zapata, considera que mantener viva esta tradición en un contexto de delincuencia y falta de seguridad en Morelos se convierte en un acto de resistencia y esperanza. A pesar del reconocimiento internacional que ha recibido la memoria zapatista al ser incluida en el programa Memoria del Mundo de la UNESCO, la falta de apoyo institucional y la ausencia de voluntad política dificultan la preservación y promoción del legado zapatiste.
Castro Zapata, quien también lidera iniciativas para establecer un Centro de Estudios Históricos del Zapatismo, señala que, a pesar del valor del reconocimiento UNESCO, no ha visto un interés real por parte de las autoridades para traducir este reconocimiento en beneficios tangibles para las comunidades que llevan el legado zapatista.
La conmemoración, entonces, actúa como un espejo que refleja tanto las luchas del pasado como los desafíos contemporáneos que enfrenta la comunidad en Morelos, donde la memoria de Emiliano Zapata sigue siendo un símbolo de dignidad y resistencia ante las adversidades.
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