La reciente disputa por la presidencia del Congreso en Querétaro refleja tensiones políticas entre las fuerzas del PAN y Morena, así como sus aliados. La situación se intensificó tras un intento de elección que resultó en un enfrentamiento, llevando a la suspensión de la sesión original por el presidente del Congreso, el panista Gerardo Ángeles Herrera. Sin embargo, un grupo de 13 legisladores logró reinstaurar la sesión y eligió a María Georgina Guzmán Álvarez del Partido Verde como nueva presidenta, lo que indica un cambio en las dinámicas de poder dentro del Congreso.
En el nuevo liderazgo también se eligieron a los miembros de la mesa directiva, incluyendo vicepresidentes y secretarios, lo que sugiere una organización que contará con la tarea de revisar temas cruciales como el presupuesto 2026 y las cuentas públicas de la entidad. Mientras tanto, la tensión se mantiene, ya que el líder del grupo del PAN ha anunciado la intención de denunciar al vicepresidente Ulises Gómez por presuntamente conducir la sesión sin la debida autorización, lo que podría llevar a más disputas legales y políticas entre los partidos.
Esta controversia resalta no solo las divisiones entre las partes involucradas, sino también la importancia de la presidencia del Congreso en el manejo y revisión de asuntos significativos para los ciudadanos de Querétaro. La rotación administrativa de cada seis meses y la negociación entre las fuerzas políticas son elementos clave que podrían influir en cómo se abordarán las problemáticas estatales en el futuro cercano.