El asesinato de Humberto Antonio Martínez Corrales, un policía de la Agencia Estatal de Investigación en Tijuana, refleja un preocupante aumento de la violencia contra las fuerzas del orden en Baja California. Martínez, quien tenía 12 años de servicio y formaba parte de la Unidad de Robo de Vehículos, fue atacado por un comando armado en su propio hogar. Este incidente se suma a una serie de ataques contra policías en la región, destacando la grave situación de seguridad que enfrenta el estado.
Los detalles del crimen son alarmantes: el ataque ocurrió en la mañana del 10 de octubre cuando el agente estaba cerrando su portón. Los agresores, que utilizaron al menos tres vehículos para llevar a cabo la acción, lograron huir a pesar de la rápida respuesta de las autoridades y de un operativo que se implementó en la zona.
El secretario de Seguridad Ciudadana, Laureano Carrillo Rodríguez, sugirió que la violencia podría estar relacionada con la naturaleza del trabajo policial y el impacto que tiene en los grupos criminales. La falta de detenidos tras el ataque también subraya los desafíos que enfrentan las autoridades en la lucha contra la delincuencia en la región. Este suceso resalta la necesidad urgente de implementar estrategias efectivas para proteger a los policías y mejorar la seguridad pública en Baja California.