El asesinato de Ximena Guzmán y José Muñoz Vega, colaboradores cercanos de la jefa de Gobierno, Clara Brugada, ha impactado a la Ciudad de México y ha suscitado un despliegue considerable de esfuerzos por parte de las autoridades para esclarecer el crimen. A pesar de los arrestos y la descripción detallada de la logística del ataque, el motivo detrás de los homicidios aún permanece sin esclarecer.
Las autoridades han informado que los funcionarios fueron objeto de vigilancia durante el mes previo al asesinato, lo que sugiere un plan cuidadosamente orquestado por los agresores. Aunque se concluyó que el homicidio pudo haberse llevado a cabo una semana antes, este solo se concretó el 20 de agosto.
En la conferencia de prensa, los titulares de seguridad y la fiscalía confirmaron que se han realizado 13 detenciones, incluyendo a tres presuntos autores materiales, aunque no se ha especificado el rol exacto de cada uno en el ataque. Las detenciones se lograron a través de un operativo que incluyó el cateo de varias propiedades en la Ciudad de México y el Estado de México, con la colaboración de múltiples cuerpos de seguridad, incluidos la Guardia Nacional y la Secretaría de la Defensa Nacional.
A pesar de la recopilación de información y las detenciones, el móvil detrás del ataque sigue siendo un misterio. La fiscalía ha comentado que las investigaciones revelan un ataque premeditado y específico contra los colaboradores de Brugada, lo que indicaría que hubo motivos deliberados y posiblemente relacionados con su trabajo, aunque estos detalles aún no han sido esclarecidos públicamente.
El hecho de que el clave de motivación del crimen siga sin ser conocido plantea preguntas sobre la seguridad de los funcionarios públicos y la naturaleza del crimen organizado en la región. Las autoridades han destacado que la búsqueda de todos los responsables continúa, lo que podría llevar a más desarrollos en la investigación en el futuro.