Los recientes enfrentamientos en la Ciudad de México, que dejaron al menos 120 personas heridas y 40 detenidas, reflejan una creciente tensión en el contexto de las marchas políticas. Ocurridos el sábado durante la marcha de la Generación Z, los choques entre policías y miembros del denominado "bloque negro" se intensificaron a las puertas del Palacio Nacional, resultando en un escenario de violencia con pedradas y vallas derribadas.
El gobierno local, a través del secretario de Seguridad Ciudadana, Pablo Vázquez, y el secretario de Gobierno, César Cravioto, defendió las acciones policiales, describiéndolas como "ejemplar" y clasificándolas de contención ante el caos. Cravioto también argumentó que la marcha estuvo organizada por "dirigentes de la derecha" con el objetivo de provocar disturbios.
Aunque las estimaciones del gobierno capitalino sobre la participación en la marcha fueron significativamente menores, con un conteo de apenas 17 mil asistentes, los organizadores reportaron que decenas de miles de personas se unieron a la protesta. Tras los incidentes, se llevó a cabo una conferencia de prensa donde se destacó el número de oficiales heridos, dejando en un segundo plano las cifras de ciudadanos afectados en los enfrentamientos. Esta respuesta ha suscitado críticas sobre la falta de atención a los daños y lesiones sufridos por los manifestantes durante la confrontación.