La situación de Blanca Isabel Martínez Bustos, defensora de derechos humanos, ha generado un gran revuelo y preocupación entre sus familiares y la comunidad. Tras su fallecimiento el 10 de noviembre, sus seres queridos han denunciado negligencia médica y han exigido una autopsia debido a las inconsistencias en la información proporcionada por el personal médico del Hospital de Zona 1 del IMSS.
La familia, liderada por su hermana Laura y su sobrina Andrea, sostiene que no se les brindó información clara sobre el estado de salud de Blanca. Según los reportes, ella fue sometida a una intervención quirúrgica el 5 de noviembre para tratar una hernia hiatal; sin embargo, complicaciones como una perforación en la caja torácica y una subida de presión a 210 llevaron a que la cirugía no se completara correctamente. Sorprendentemente, el personal médico ofreció diferentes versiones sobre la causa de su muerte, lo cual ha aumentado las sospechas y la desconfianza.
La misa en su memoria, oficiada por el obispo emérito Raúl Vera López, fue un momento de reflexión para la comunidad que la conocía y apoyaba. Sin embargo, la ausencia de sus cenizas plantea más preguntas, ya que sus familiares esperan el informe de la Fiscalía General del Estado, que será clave para esclarecer las circunstancias de su fallecimiento.
La denuncia formal presentada por su familia y amigas es un llamado a la justicia y a la rendición de cuentas en el ámbito del cuidado médico, especialmente para quienes han dedicado sus vidas a la defensa de los derechos humanos. La atención a este caso podría ser un punto de inflexión en la revisión de procedimientos y protocolos en la atención médica en su región, así como un recordatorio de la situación a la que se enfrentan muchas personas en circunstancias similares.