El gobierno mexicano ha expresado su preocupación ante la posible aprobación de un impuesto a las remesas que envían los mexicanos que viven en Estados Unidos. Se ha señalado que este impuesto podría impactar negativamente a las familias de escasos recursos en México, quienes dependen de estas remesas para mejorar su calidad de vida y evitar la migración.
La mandataria mexicana ha afirmado que las remesas son un factor importante para disminuir la migración, ya que contribuyen a la estabilidad económica de las comunidades. En respuesta a la situación, el gobierno planea organizar manifestaciones pacíficas si los legisladores mexicanos no logran convencer a los senadores de Estados Unidos de que este impuesto no es beneficioso.
Durante la semana, la comisión mexicana y organizaciones de connacionales en Estados Unidos continuarán trabajando para expresar su oposición a este gravamen. La mandataria ha insistido en la importancia de argumentar ante los senadores sobre las posibles repercusiones que este impuesto tendría, tanto para las familias mexicanas como para la economía de Estados Unidos. Si es necesario, se llevarán a cabo movilizaciones pacíficas para demostrar la disconformidad con esta medida.