La reciente visita de Claudia Sheinbaum a Culiacán, para la inauguración de obras en el Hospital Pediátrico de Sinaloa, coincidió con un aumento notable en la violencia en el estado. Tras su partida, se reportaron cinco homicidios, entre ellos el asesinato de Obed Yair, un socorrista de Cruz Roja que fue secuestrado en el malecón de Altata y posteriormente encontrado con heridas de bala.
Durante la visita de Sheinbaum, se intensificó la presencia de fuerzas federales, lo que condujo a un descenso temporal en la criminalidad, registrando ese día solo un homicidio doloso. Sin embargo, inmediatamente después de su salida, la violencia resurgió, elevando los homicidios y otros delitos como robos de vehículos y privaciones de libertad.
Este repunte trajo de regreso a Sinaloa a los titulares sobre la alta incidencia delictiva, colocándolo nuevamente entre los estados más violentos del país, justo debajo de Guanajuato y Michoacán. La situación refleja la continua lucha contra la violencia en la región y la incertidumbre sobre la efectividad de las medidas de seguridad implementadas.