El asesinato del alcalde Carlos Manzo Rodríguez en Uruapan, Michoacán, durante el Festival de Las Velas, es un trágico suceso que pone de relieve la grave situación de seguridad en la región. Manzo, quien había asumido el cargo en 2024 como un candidato independiente del movimiento "Los del Sombrero", había ganado notoriedad por su enfoque confrontativo hacia la delincuencia organizada.
Su estilo directo, que le valió el apodo de "El Bukele" michoacano, evidenciaba su intención de combatir la violencia en su comunidad. La situación se torna aún más preocupante dado que había hecho un llamado a las autoridades superiores para aumentar la seguridad en la zona, reflejando la presión constante que enfrentan los líderes locales en áreas afectadas por el crimen organizado.
El ataque, que ocurrió mientras el alcalde se encontraba con niños en un evento público, no solo es una pérdida para la administración local, sino que también genera inquietudes sobre la seguridad en México y el desafío que representa el crimen organizado para los funcionarios que intentan implementar un gobierno más seguro y efectivo. La violencia en situaciones como estas resalta la urgencia de una respuesta eficaz por parte de las autoridades en todos los niveles.